Esta semana se celebra el Día Mundial de la Obesidad, una enfermedad que cada día afecta a más personas en nuestro país y en el mundo. A pesar de ser ya una pandemia global y la precursora de muchas otras enfermedades, todavía hay mucho desconocimiento sobre sus causas y cómo afecta nuestro cuerpo.
Para ayudarnos a entender mejor la obesidad, hemos hablado con tres investigadores que desde diferentes perspectivas investigan sobre como tratar y prevenir esta enfermedad. Los tres han sido reconocidos por su trabajo en este campo con los Premios a la Investigación Jesús Serra.
Ellos son Guadalupe Sabio, del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), Rubén Nogueiras del Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas de la Universidad de Santiago de Compostela (CiMUS), y Raúl Zamora del IDIBELL.
¿Existe un gen de la obesidad?
Guadalupe Sabio
De hecho, conocemos varios genes de la obesidad. El primero que se encontró fue el gen de la lectina, una proteína que informa al cerebro de que ya estamos saciados. Las personas con una mutación en este gen no producen lectina y siempre tienen hambre. Con la lectina descubrimos que la obesidad puede tener un factor genético importante y que el tejido adiposo es clave en la regulación hormonal. Desde entonces se estudia la obesidad como una enfermedad multifactorial.
Rubén Nogueiras
Nuestra genética está diseñada para soportar hambrunas. Sin embargo, en muchas partes del mundo ahora sucede lo contrario, y a esta genética diseñada para aprovechar al máximo las calorías, le hemos sumado una dieta hipercalórica y, además, nos movemos menos. También sabemos que hay contaminantes ambientales que favorecen el desarrollo de la obesidad.
¿La obesidad es ya una pandemia?
Guadalupe Sabio
Es una epidemia que afecta a muchos órganos y que provoca muchas alteraciones. Aumenta el tamaño del tejido adiposo para evitar que el exceso de grasa se acumule en otros tejidos. Esto provoca una inflamación crónica en nuestro cuerpo que aumenta el riesgo de otras patologías. Además, el tejido adiposo tiene también una función hormonal y su alteración genera cambios metabólicos y aumenta la disposición para otras desarrollar diabetes o enfermedades cardiovasculares o neurodegenerativas. Por ejemplo, en nuestro laboratorio hemos descubierto que las alteraciones en el tejido adiposo pueden causar que el hígado desarrolle resistencia a la insulina y mayor probabilidad diabetes.
Raúl Zamora
La obesidad es ya una epidemia global, y los responsables de que lo sea los encontramos en todos los ámbitos sociales. En la falta de hábitos saludables en el entorno familiar, en las industrias agroalimentarias y sus potentes campañas publicitarias, en un sistema sanitario que debería explicar mejor los problemas asociados a la obesidad y aumentar el gasto para su tratamiento, y, como no, el sistema político que debería fomentar una alimentación saludable y el aumento del ejercicio desde la edad escolar.
¿Entonces, podemos tratar la obesidad solo a través de la dieta?
Rubén Nogueiras
No tiene mucho sentido tratar la obesidad solo desde la dieta, porque es una enfermedad compleja, multiorgánica. Son varios los órganos que contribuyen a controlar el peso. El intestino, el hígado, el tejido adiposo, el páncreas, etc… envían información a nuestro cerebro para indicarle el “estado nutricional” de nuestro organismo. Nuestro cerebro analiza esta información y envía las órdenes al resto de órganos para decirles cómo deben funcionar. Esa comunicación entre los órganos es fundamental para que el control del peso sea correcto, y es la que estamos investigando para descubrir otras formas de tratar la obesidad.
Raúl Zamora
Además, no existen dietas o alimentos milagrosos contra la obesidad. La recomendación es siempre consultar con un profesional de la salud, porque una dieta saludable y equilibrada acompañada de un aumento del ejercicio físico adaptado a cada persona es la mejor solución. Pero sí es cierto que ciertos alimentos no deben faltar en una dieta saludable e hipocalórica. Como los alimentos de origen vegetal ricos en fibra y bajos en calorías, que sacian más rápido y que, en algunos casos, pueden acelerar el metabolismo y aumentar el gasto calórico.
Sabio, Nogueiras y Zamora continúan avanzando en la comprensión de las causas y complicaciones de la obesidad, lo que nos permitirá en un futuro abordarla de manera más efectiva y mejorar la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo.