Esteban Reyes, ganador Concurso Poesía

La entrevista

Esteban Reyes, la poesía como refugio

Newsletter #4 | Septiembre 2025

A Esteban Reyes, la poesía le permitió canalizar un río de emociones, tan personales como universales. Un camino que empieza con la palabra, pero que se extiende más allá de los versos. Él es el ganador de la categoría juvenil en el Concurso de Poesía Jesús Serra en castellano. 

De origen venezolano y afincado en Madrid, con 17 años pregunta en su poema “Y ahora quién cuida el árbol de granadas”, un árbol que recoge la nostalgia de su infancia, la memoria de sus abuelos, y esos lazos que resisten el paso del tiempo. Lo escuchamos recitar sus versos y hablamos con él de poesía.

¿Por qué escribes poesía?

Empecé a escribir poesía gracias a un profesor de lengua en 4.º de la ESO. Yo estaba recién llegado de Venezuela y no tenía ni idea de sintaxis. Por suerte, ese profesor apreciaba mucho la literatura y la mezclaba con práctica. Nos asignó un trabajo en el que teníamos que escoger un poema y reescribirlo con nuestras propias ideas, pero respetando la métrica original. Ese fue mi primer poema. 

¿Y qué significa para ti la poesía? 

Para mí, la poesía es un medio de escape. Me cuesta abrirme con los demás y no soy suficientemente constante para tener un diario, así que de vez en cuando escribo; es más fácil, como un juego en el que tienes que encontrar las palabras exactas para describir lo que sientes y hacer que quepan en un verso. Además, escribir te ayuda a reflexionar e incluso a descubrir recuerdos que creía haber olvidado. 

Creo que la poesía es importante porque ayuda a conocerse a uno mismo, y hay personas que pueden encontrar un refugio leyendo lo que escribimos, ya sea porque no tienen con quién hablar o porque no encuentran las palabras para expresar lo que sienten.

¿Por qué decidiste participar en el Concurso de Poesía Jesús Serra?

Encontré el concurso en una página web unos dos días antes de que se acabara el plazo de participación, y no voy a mentir: me motivó el premio. Y no me refiero solo al dinero, sino también a la estatuilla. Nunca había ganado un trofeo y me hacía ilusión tener uno.

En tu poema, el “árbol de granadas” se convierte en un símbolo muy poderoso. ¿Qué representa para ti ese árbol y qué emociones o recuerdos te conecta?

El árbol es una metáfora de mis raíces. Representa a mi familia, que hoy en día está dispersa por todo el mundo. En la última reunión en la que yo recuerdo estar la mayoría de la familia, yo tendría unos 5 años. Sueño con poder reunirlos a todos algún día. 

Cuando emigras, sueles tener miedo de olvidar tus raíces. Las personas te ven diferente, y en algún punto es como si no pertenecieras a ningún sitio. Llevas tanto tiempo fuera de tu país que se te olvidan palabras y nombres de personas que antes eran vecinos, y en el país en el que ahora estás no eres más que un extranjero. Puedes ser inteligente, educado, talentoso... no importa, porque si no naciste aquí, si no te criaste aquí desde pequeño, solo eres un extranjero; y, para algunos, un invasor.

Tu poema está lleno de imágenes muy personales. ¿Cómo logras conectar con esos momentos o emociones para convertirlos en versos? 

Para mí fue fácil. Me quedaba poco tiempo para enviarlo y no se me ocurría nada, hasta que me enteré de que mis abuelos habían vendido su casa y las palabras me llegaron solas. Evité usar palabras rebuscadas y lo escribí más como si fuera un cuento. 

¿Qué es lo que más te costó?

Lo más difícil fue acordarme de los detalles, ya que hablo de recuerdos de cuando tenía 6 años de edad. Fue una época un poco dura: mis primos, que son como hermanos para mí, se habían mudado a España. Antes, siempre que podía, iba a la casa de mis abuelos y pasaba tiempo con ellos. Cuando se fueron, me quedé solo, y para mí esa casa era muy grande. Había juguetes, pero no con quién jugar. Lo bueno es que eso fomentó mi creatividad y me la pasé muy bien con mis abuelos. Mi abuela me compartió su pasión por las telenovelas y mi abuelo, su pasión por las películas.

¿Qué supone para ti haber ganado el Concurso de Poesía Jesús Serra?

Es un recordatorio de que lo que hago importa y de que no estoy solo, porque a veces uno puede sentirse invisible en una sociedad tan grande y llena de talento e innovación. Cuando alguien se toma el tiempo de leer lo que escribes y valorarlo a tal punto de premiarte por ello, te sientes esperanzado. Sobre todo a una edad como la mía, en la que te exigen tomar un montón de decisiones de las que depende tu futuro, a la vez que te dicen que eres un ser irracional con las hormonas alborotadas. Haber ganado el concurso es un gran honor.

 

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